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¿Estocada a la cultura?

Actualizado: 28 ene 2021

El domingo 25 de Octubre, después de numerosos rumores y especulaciones, recibimos la noticia de la implantación de un toque de queda en la península, toque de queda que comprende la franja horaria de 22:00 a 06:00 de la madrugada, con el fin de prevenir los contagios causados en reuniones sociales, botellones o fiestas clandestinas.



Después de la clausura total de las actividades culturales en marzo debido al confinamiento, la prohibición de reapertura de los locales de ocio nocturno y las numerosas restricciones de horario y aforo que hicieron que parte de los negocios que sí que podrían haber abierto no lo hiciesen puesto que no sería rentable y un intento de abrir las discotecas que duró menos de veinticuatro horas, la cultura se enfrenta al enésimo golpe causado por esta crisis sanitaria, viendo reducido su horario de actuación hasta las 22:00 de la noche, teniendo, en mucho casos, que finalizarla a las 21:00 para que los asistentes a los eventos dispongan de una hora para poder llegar a su domicilio. Un horario que hace muy difícil la compatibilidad de estas actividades con los usuarios finales, los cuales, debido a sus jornadas laborales, no podrán acudir a ellas por no poder compaginarlas con sus horarios.


Hemos visto cómo, en vez de reforzar el sistema sanitario, abastecerse material o personal necesario para poder afrontar afrontar esta segunda oleada que ya se predijo tiempo atrás, el gobierno ha decidido seguir recortando, pero esta vez en las libertades individuales, criminalizando a la cultura, el ocio o la restauración, responsabilizando a la ciudadanía de una mala gestión de esta crisis.

Desde la declaración del primer estado de alarma allá en Marzo, y las posteriores fases hacia la nueva normalidad, se ha criminalizado el sector cultural por ser un alto foco de contagios e infecciones, sin haberles dado la oportunidad de demostrar que al igual que la restauración, supermercados o tiendas de ropa, también podían seguir los protocolos para poder ofrecer una cultura segura, en vez de poder demostrar que este sector está a la altura de las circunstancias actuales se ha visto obligado a permanecer clausurado, sin ningún tipo de ayuda ni planes a la vista para rescatarlo en un futuro cercano.

Pese a esto, lo que sí que hemos podido observar a diario son trenes, metros, buses o aviones abarrotados, en las que las distancias o protocolos de seguridad son inexistentes o calles y parques atestados de gente, con medidas ineficientes para que esto no suceda.


Reflexionando sobre el tema no nos asaltan más que dudas, ¿Tiene sentido aplicar un toque de queda cuando la mayor parte de interacciones con otras personas se dan en la franja horaria en la que se permite salir de casa? ¿Para evitar reuniones sociales o botellones no sería más efectivo permitir dichas reuniones en locales especializados que cumplan las medidas higiénicas y sanitarias necesarias dando así un respiro al sector cultural, ocio y entretenimiento? ¿No sería el momento de volver a invertir en los servicios públicos que se han recortado durante años para poder sobrellevar de mejor manera esta crisis sanitaria que nos hemos visto obligados a vivir?

De momento no nos toca más que esperar y ver como evoluciona la situación a la espera de volver a poder desarrollar nuestra actividad de forma segura y regulada, demostrando que al igual que el resto de sectores, nosotros también estamos capacitados para ello.


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